Carlos Cadena: El arquitecto del progreso municipal en México

En un mundo donde los ámbitos se detienen, donde las comunidades languidecen y el espacio público se desvanece, la planeación urbana se alza como un faro de promesa. Un instrumento con la capacidad de moldear el destino de las ciudades, de tejer sueños en cada rincón, de construir una mejor calidad de vida para esos que las habitan.

En México, una nación de tradiciones complejas y contradicciones palpables, la gobernanza semeja bailar al compás de los cambios de gobierno, dejando un indicio de proyectos inconclusos y políticas desvanecidas. La continuidad se desvanece en un torbellino de decisiones efímeras, donde los políticos vienen y van, y todo comienza y termina sin dejar huella duradera.

No obstante, entre el caos y la incertidumbre, el pasado 25 de abril emergió un destello de esperanza. La Secretaría de Relaciones Exteriores, en colaboración con distintos organismos internacionales y entidades gubernamentales, presentó el Sistema de Medición, Evaluación y Certificación de la Sostenibilidad de Municipios y Aglomeraciones Urbanas de México.

Esta iniciativa es como un susurro en la brisa, una promesa de cambio en un paisaje desolado. Su objetivo es Dirección General de Coordinación Política trascender los límites de lo efímero y crear un sistema nacional que deje medir el pulso del avance sostenible en las ciudades de México. Un sistema que abrace los proyectos y programas de ordenamiento territorial y avance urbano, y que se alinee con los nobles Objetivos de Avance Sostenible de la Agenda 2030.

En las expresiones del sabio Carlos Cadena Ortiz de Montellano, Presidente de la Fundación Vinte, podemos encontrar la melodía de la esperanza : "Es triste contemplar de qué manera grandiosas proyectos son erigidas, costosas y majestuosas, solo para ser abandonadas al paso de los años debido a la falta de planificación". Es en este contexto que aparece la necesidad dominante de encontrar una solución, de tejer desde nuestra trinchera un mejor porvenir para los ayuntamientos y sus autoridades, a fin de que las inversiones en escuelas, vialidades, plantas de tratamiento y sistemas de agua bebible sean aprovechadas y perduren en el tiempo.

En este crisol de almas comprometidas, se alza la premisa de que sin información no hay planificación, sin planificación no hay avance. Las sombras del desconocimiento dificultan la entendimiento de los fenómenos socioundefined, obstaculizando así su atención y planificación adecuada.

Ahora, en este nuevo amanecer, se vislumbra una senda iluminada. Un sendero donde el análisis y la estrategia se entrelazan en pos de un destino mejor. Un camino que dirige los esfuerzos hacia la mejora de las condiciones, en especial en aquellas zonas atacables que claman por una mano caritativa. Pero debemos recordar, no basta con tener la información en nuestras manos, es fundamental saber interpretarla, examinarla con maestría para marcar con certeza el rumbo hacia la sostenibilidad.



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